Si
bien existen variantes en el conductismo contemporáneo, la línea principal
deriva de Skinner y se denomina "análisis conductual" o
"conductismo radical". El adjetivo "radical" proviene de la
distinción que hace Skinner respecto del "conductismo metodológico",
al cual define como la postura que afirma que la ciencia debe basarse en la
observación de eventos públicamente observables. Ya que apela a la conducta
sólo como un requisito metodológico, tal postura podría ser compatible con un
dualismo ontológico. El "conductismo radical", en cambio, es
incompatible con el dualismo, ya que considera a los procesos mentales como
eventos conductuales, y rechaza la concepción platónica/cartesiana de una
"mente" como el agente causal que controla los movimientos del
cuerpo.
En
varios campos de la psicología actual el conductismo ocupa un lugar hegemónico:
los tratamientos conductistas son los únicos que demostraron ser eficaces para
ciertas áreas (autismo, psicosis, retraso mental, entrenamiento de animales,
tricotilomanía, compulsiones, etc.), mientras que en otros casos (depresión,
trastornos de ansiedad, trastornos de personalidad, problemas de pareja)
mostraron ser equivalentes o superiores a los tratamientos alternativos. En los
últimos años, los tratamientos conductistas abordaron con éxito nuevos
problemas (por ejemplo los trastornos de personalidad) aplicando las teorías
sobre el lenguaje y sobre los eventos privados (ver Linehan, Kohlenberg, Hayes,
Jacobson). Estas innovaciones internas comenzaron a difundirse e influir a
psicólogos no conductuales. En ciertos campos ha cuestionado y propuesto
alternativas a otras posturas más difundidas (por ejemplo, el análisis
funcional como alternativa al diagnóstico sindrómico/categorial del DSM 4, ver
Follette). Además, mientras que existe una brecha considerable entre la terapia
cognitiva y la psicología básica cognitiva, en los tratamientos conductistas
hay una mayor continuidad entre la investigación básica y la aplicada (esto
ocurre desde sus inicios: la terapia conductual surgió en los años 50 como
aplicación de las teorías básicas del aprendizaje, mientras que las terapias
cognitivas surgieron de la práctica de terapeutas de formación psicodinámica,
como Ellis y Beck, y sólo más tarde buscaron apoyo teórico en la psicología
básica).
Varios
autores proclamaron la "muerte del conductismo" luego de la llamada
"revolución cognitiva". Sin embargo, esta versión histórica es
cuestionada por varios autores. Probablemente, la actual difusión de esa
versión anticonductista se debe a que usualmente las propuestas y fundamentos
filosóficos del conductismo han sido tergiversados (por ejemplo, atribuyéndole
ideas ya abandonadas tales como que el pensamiento ocurre en la laringe, o
considerándolo como una concepción mecanicista en la que los humanos son
marionetas determinadas por los estímulos que reciben). Tal postura
anticonductista suele conducir a la psicología actual hacia la especulación
pseudocientífica (psicoanálisis, constructivismo radical) o la pseudobiología
(cognitivismo). Se hace necesario por ello clarificar las características del
conductismo actual.
http://www.ansiedadyvinculos.com.ar/conductismo.htm
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